Las abejas contribuyen a la supervivencia de varias especies de plantas, entre ellas: frutas, verduras y nueces, que dependen de la polinización de estos insectos. Muchas especies de abejas se ven en peligro por el abuso e incremento de empleo de plaguicidas tóxicos en la agricultura; sustancias riesgosas para su vida y reproducción. La reducción de sus colonias impacta al mundo entero y es una amenaza para la seguridad alimentaria. Hay cosas simples y significativas que podemos hacer para ayudar a las abejas como, cultivar de manera orgánica, no promover los monocultivos, exigir mejores prácticas agroindustriales -con eliminación de sustancias nocivas- o, si se consumen sus derivados (miel, polen, jalea real, cera, propóleos), hacerlo moderadamente. A pesar de ello, el problema es de gran mangnitud y de escala mundial. A causa de la agricultura intensiva, pérdida de hábitat y biodiversidad, cambio climático, las soluciones requeridas son drásticas y gubernamentales, pues existen varias especies de abejas en peligro de extinción en casi todos los continentes.